Seguimos con las chicas de buen ver en las portadas de Roxy Music: en esta ocasión se trata de Jerry Hall, en aquel entonces pareja de Bryan Ferry hasta que la cosa acabó como el rosario de Mick Jagger.
«Siren» es un disco de transición. Tiene trazas de la belleza melódica del debut, de las atmósferas oscuras de «For Your Pleasure», de la serenidad de «Stranded» y de la caña glam de «Country Life», pero ya deja ver claramente el giro pop que ha tomado la banda. Ferry deja de lado el estilo majestuoso, casi operístico, que le había caracterizado hasta entonces, y las melodías, como la mayoría de los temas, se simplifican. Por su parte, la guitarra de Manzanera suena más «marciana» que nunca, y el teclado de Jobson tiene cada vez más protagonismo.
Empieza con el single «Love is the drug», destinado al éxito desde su nacimiento y seguramente la canción más pop de Roxy Music hasta ese momento. La dulce «End of the line», con el violín de Jobson y los coros del propio Ferry, tiene un aire a la segunda etapa de los Beatles, al igual
En realidad, lo que se simplifica son sólo las melodías y los ritmos, porque «Siren» está lleno de recursos harmónicos. Quien, escuchadas las dos canciones iniciales, se temiera un disco algo convencional, cometería un error. La ida de olla de dos minutos de Manzanera con la que empieza «Sentimental Fool» es una muestra clara. De hecho, la susodicha podría encajar perfectamente en el mismísimo «For your pleasure», cuando no en cualquier álbum de la etapa Ziggy Stardust de Bowie. De hecho, llámenlo obsesión, pero a mí ese piano eléctrico me suena mucho a Aladdin Sane. Y no hablo de falta de originalidad, sino todo lo contrario.
(sólo audio)
De hecho, «Siren» está lleno de sorpresas. Si se echaba en falta un bombazo inicial, sólo hay que esperar a escuchar «Whirlwind», que es una auténtica caña. Mucho ojo al riff de Manzanera, porque se sale.
http://www.goear.com/listen/5151e66/Whirlwind-Roxy-Music
(no hay youtube por ninguna parte, así que la he subido aquí)
Sorprendentes, dinámicas y algo psicodélicas son también «She sells» y «Could it happen to me» y «Nightingale», aunque se hagan un poco largas. Pero más aún lo es «Both ends burning», con sonido, sobre todo del teclado, que marcaría toda una década, en este caso la de los 80.
Por lo demás, «Siren» acaba con toda una declaración de principios, «Just another high»; en lo que a todas luces es una canción de amor, me llaman la atención estos versos: «I´m just another crazy guy / Playing at love was another high / Just another high». Quizá porque este disco, a pesar de bajar un poco el nivel con respecto a los anteriores, es otra locura más.