«Despues de editar ‘Eldorado’ volví al estudio y continué haciendo sesiones. Realicé una sesión en la que interpretamos ocho canciones antiguas que aún no habia grabado nunca, algunas las tenia desde hacia 15 años. Canciones que tenia tiradas por ahí. Dos de estas.’The way of Love y Too Far Gone, me parecieron muy buenas, el resto lo volví a guardar. Ya tenía una base, algo a lo que podía regresar. La gente puede escuchar esas canciones en Freedom y reconocer lo que le gustaba de mi hacia 15 o más años. Pueden volver hasta allí, es como una carretera. Luego están las canciones que utilicé de ‘Eldorado’, aunque las dos más salvajes del EP no estaban en el album. Freedom es en cierta forma una progresión suavizada de ‘Eldorado’. ¡Eldorado es una pasada! Tuve la oportunidad de hacerlo y uh, lo hice. Ahora puedo olvidarlo, forma parte de Freedom.»
Freedom se abre con Rockin’ in the free world, un himno en una versión acústica y en directo, que es un ataque en toda regla a la política social de la era Reagan y en sus efectos en la gente de a pie(«I see a woman in the night/With a baby in her hand/Under a old street light/Near a garbage can/Now she puts the kid away/And she’s gone to get hit/She hates her life/And what she’s done to it/There’s one more kid/That will never go to school/Never fet to fall in love/Never get to be cool»). Crime in the city dura casi nueve minutos con la batería llevando el ritmo entrecortado y en el que también aparecen de vez en cuando un órgano y un buen saxo. Don’t cry, a pesar de esas explosiones de distorsión, me parece de las más flojas del disco. Hanging on a limb nos remite a discos como Harvest o Comes a time, una maravilla de canción de principio a fin, con la voz de Neil doblada por unos coros femeninos y unas acústicas que son una gozada. El Dorado tiene cierto estilo flamenco con esas castañuelas que suenan y esos arpegios de guitarra. The ways of love es otra de mis favoritas, con un aire bastante country, en el que Linda Ronstadt le acompaña a las voces y con una buena steel que va apareciendo de vez en cuando a lo largo del tema. Someday me parece otra de las menos inspiradas del disco, aunque en las partes en las que entra esa sección de viento de fondo mejora bastante. On Broadway es una versión curiosa del famoso tema de Leiber/Stoller y poco más. Wrecking ball es una balada con el piano como protagonista, con Neil cantando con mucho sentimiento y una letra preciosa(«I see your smoky eyes/Right across the bar/I’ve seen that look before/Shining from star to star/Though I can’t take that chance/ If you got time for one dance/ Meet me at the wrecking ball/Wrecking ball/ Wear something pretty and white/ And we’ll go dancin’ tonight»). No more es otra de las grandes del disco en la que de nuevo recuerda a la gente que quedó por el camino por el tema de las drogas(«Living on the edge of night/You know the sun won’t go down slow/You don’t know which drug is right/Can’t decide whick way you wanna go/I feel the way you feel/’Cause not so long ago/It had a hold on me/I couldn’t let it go/It wouldn’t set me free/It wouldn’t set me free/No more, no more, no more»). En Too far gone vuelve al country más puro con la steel de Ben Keith sonando otra vez, y el disco se cierra con la versión eléctrica de Rockin’ in the free world que suena como una apisonadora, con unos coros llenos de rabia y la guitarra distorsionada de Neil echando humo.
No diría que Freedom es tan imprescindible como algunos otros de sus discos, pero tiene varios temazos como para poder considerarlo un gran disco.