Su tercer disco es para muchos el mejor y no seré yo quien diga lo contrario. Se trata de un disco donde cualquiera de sus canciones justifica la compra del mismo. Son canciones en las que se nota la producción de Jimmy Iovine, pero que se mantienen por si solas por ser grandísimas composiciones y por que al escucharlas, nos damos cuenta que estamos ante una banda perfectamente compenetrada, en pleno estado de forma, que disfruta tocando y que sabe que formara parte de la mejor historia del rock.
No puedo ser objetivo con este disco, ya que fue el primero que tuve de Tom Petty y lo escuché tantas veces, que terminé “quemándolo”. Recuerdo que me gustaba la solución de continuidad que había entre las canciones, y no quería que terminara nunca.
Es un disco de medios tiempos, en los que Mr. Petty es un verdadero maestro.
El comienzo es demoledor. Los golpes de batería dando entrada a esa guitarra que nos deja en bandeja la voz de Petty, cantando con más ganas que nunca, con el órgano de Bermont Tech omnipresente y esos coros, que todos nosotros hemos tarareado alguna vez, para finalizar con ese mini solo de órgano que siempre que lo escucho me emociona. «Refugee» es un trallazo de rock, que se convertió con justicia en uno de los grandes éxitos de Petty.
“Here comes my girl”, es otro de los temas destacados de este disco. Tom Petty canta con chulería, cabalgando lentamente sobre las guitarras y el piano, para llegar a su máximo esplendor en el estribillo, donde suene desgarrador y las notas van directas al estómago. Otra de sus grandes composiciones.
El tercer tema del disco, “Even the losers” es, junto con Louisiana Rain y los dos primeros, de lo mejor del disco. Las voces recuerdan a The Byrds, y la guitarra suena al más puro estilo costa oeste, con el fantasma de Randy California sobrevolando el mástil.
“Shadow of a doubt (a complex kid)” es un tema que puede sonar más pop-rock que el resto, pero que para si quisieran muchos grupos de power-pop. Este señor es un auténtico maestro en los medios tiempos.
Y llegamos al final de la primera cara con “Century City”, el tema más rockanrolero del disco, con una guitarra saltarina, y un piano que es puro rock & roll.
La segunda cara se inicia con “Don’t do me like that”, un tema que parece recien salido de Austbury, con claras influencias de Bruce Springsteen
“You tell me” es una maravillosa balada, en la que Petty canta como los ángeles y Mike Campbell nos demuestra que es uno de los grandes guitarristas del rock.
“What are you doin’ in my life?” es otra gran canción, con un piano boogie que te hace mover las caderas sin darte cuenta. A destacar la gran labor del bajo,
El disco se cierra con la que para mi es su mejor canción: “Louisiana Rain”. El engañoso comienzo, las risas, las guitarras deudoras de Roger Mcguinn nos vuelven a recordar a The Byrds, pero con el marchamo de los Heartbreakers…. Mike Campbell se luce con su slide y Petty sopla brevemente su armónica, anunciándonos que algún día estará entre los grandes. Cierro los ojos y puedo sentir la lluvia cayendo sobre mí, mientras contemplo con una sonrisa de oreja a oreja a una de las más grandes bandas de rock and roll. ¡Qué fácil es soñar!
Este disco, publicado en plena eclosión del punk, es una de las piedras angulares del rock.

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