Abandonarme a la música de Neil Young es uno de esos placeres para los que cualquier excusa es buena, incluso la falta de excusas. Cada nuevo repaso por cualquiera de sus discos nunca deja de ser una fuente de sensaciones que me envuelven. Pero uno tiene la sensación de estar siempre en un viaje de vuelta, volviendo a ver el mismo paisaje desde un punto de vista distinto, una y otra vez…
Esta vez la excusa ha sido abrir este topic. Pero otra vez la excusa vuelve a ser la misma, sentir las lágrimas asomarse timidamente, los pelos erizarse, el estómago encogerse, la boca secarse… Es muy dificil para mi explicar cualquiera de estas cosas, cómo ese algo sobrevuela cada canción sin pararse en acordes ni arreglos…cómo parece que esa melancolía peculiar te rodea pero a la vez palpita desde tu interior.
De entrada me sobra Cinnamon Girl, ese tema pegadizo, con riff pesado, que te anima a seguir con las palmas y donde la cruda guitarra de Young se empieza a abrir camino. Por supuesto me encanta, pero engaña de tal manera que resulta hiriente. No soy capaz de englobarla en la crudeza y melancolía que recorre el resto del album. De acuerdo, con el siguiente tema Everybody Knows this is Nowhere puede pasar algo parecido, pero a mi me suena como el gran inicio de un gran drama, burlandose de sí mismo por haber metido los dos pies en el charco para comprobar su profundidad, con esos «la la las» tan dulces y tan crueles. Tu también sabías que esto es ninguna parte, estabas avisado…
Round & Round te hunde la cabeza en el charco, un tema que me deja una sensación de indefensión absoluta, con esa melodía tan etérea que se vuelve terrena en la voz de Young y celestial en las otras dos voces que la secundan. Indefenso, como si estuviera tumbado y mis piernas no me respondiesen, como un grito que solo retumba en mi pecho. Hace que mis ojos se humedezcan, más de lo que muchas personas conseguirán jamás.
Con Down by the River aparece la crudeza y la rabia, las guitarras entrelazadas y ásperas de Young y Witthen parecen hablarnos, parecen arañar mi piel mientras Neil dispara a su chica río abajo y es capaz de rodear todo esto de una extraña melancolía. Estaba equivocado, estas guitarras no hablan, lloran.
La melodías country de The Losing End posee una fuerza inquebrantable, ganando intensidad en cada pasada. Pero ciertamente empequeñece ante Running Dry, un melancólico viaje entre un chirriante violín que parece soplar como el viento y colarse entre los recobecos de las guitarras, cruzandose, chocando violentamente incluso. Dios, otro tema con el que empiezo a notar ese cosquilleo en los brazos…»oh please help me oh please help me…» buffff….
Y para terminar los diez minutos de Cowgirl in the Sand, inevitablemente hermanada con «Down by the River» por su naturaleza cruda y por la vida que le otorgan esos diálogos entre guitarras, esa distorsión tan típica de Young, llevada mucho más allá, con unos ataques realmente furiosos.
En definitiva….maestro