¿Genial obra maestra de una mente lúcida en pleno proceso creativo, o bodrio insufrible de figurón pasado de vueltas que cree estar por encima del bien y del mal?

Bueno, pues juzguen ustedes mismos, señores. Seguramente más cerca de lo segundo que de lo primero, Neil Young decide, supongo que encantado consigo mismo oyendo las mezclas de Weld, ir unos cuantos pueblos más allá con el asunto del feedback y la distorsión y factura este artefacto de imposible asimilación llamado ARC, en el que durante mas de media hora, eso es lo único que podemos escuchar: ruido. Finales de canciones -sobre todo Like a Hurricane– alargados hasta casi el infinito, feedbacks y demas ruidos varios. En su dia salió a la venta en una edición especial conjuntamente con Weld, pero poco después fue editado por separado. Desgraciadamente no en vinilo, por lo que és uno de los pocos -junto con los directos del Massey y el Filmore, que tampoco sacaron- que tengo en formato posavasos. Aunque ahora me ha servido para poder subirlo, así que no hay mal que por bien no venga, que dicen.

No hay mucho mas que añadir. Reconozco que aunque no debo haberlo oido mas de dos o tres veces entero, siempre ha sido un trasto que me ha hecho gracia y al que le tengo cierta estima.

En el mismo libro de Nacho Julià (que no se enfade si algún dia lee esto) que saqué lo de Weld, tenemos la opinión de nuestro hombre sobre ARC :

«Sigue un cierto orden. Tome 57 fragmentos a los que llamabamos ‘chispas’. Los extrajimos de su contexto y los numeramos, disociandolos de los conciertos de donde procedian.De los 57, al final escogí 37. Los introduje en una base de datos y anoté todos los tonos y las letras y su localización, para así poder ir de un concierto a otro sin que el sonido cambiara radicalmente. Si lo escuchas atentamente advertiras que es casi como una canción. Las cosas van y vienen, los estribillos regresan, todo da vueltas alrededor. Pero también degenera. Cuando llegas al final es algo más frenético, más alucinado. Empieza a perder un poco la cabeza. Arc es como la esencia de Weld. Esa es la novedad. Si observas mi música en los últimos 30 años, y quieres saber donde estoy ahora, aquí lo tienes. Y ocurre a la que perdemos el ritmo.Lo machacamos y despegamos.Nada importa en ese momento. Es como jazz o algo parecido.

Arc es para gente en el limite. Las motos son un lugar perfecto para escucharlo. Mi amigo Niko Bolas, el ingeniero y productor, tiene una moto con un equipo de sonido cuadráfonico. Dice que cuando frena ante un semáforo, con Arc a todo volumen, todo a su alrededor distorsiona. La moto, el motor, la música…Y no tiene ritmo. Esto es lo más grande de todo el asunto. Es líquido. Mucha gente me ha dicho que es un gran disco para irse a la cama. Es un ‘uh’ final prolongado. Y eso tiene un montón de buenas connotaciones. De hecho, sí hay ritmo. Cambia todo el tiempo. Viene y va. Se acelera y frena. Hace todo lo que la música hoy dia no hace.»

Madre mia, estoy oyendolo a todo volumen mientras escribo esto y la cabeza me ha dado ya dos vueltas.

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